Patriarchal Proclamation of Christmas 2009 in Spanish
BARTOLOMÉ
POR LA MISERICORDIA DE DIOS
ARZOBISPO DE CONSTANTINOPLA-NUEVA ROMA
Y PATRIARCA ECUMENICO
A TODO EL PLEROMA DE LA IGLESIA
LA GRACIA, LA PAZ Y LA MISERICORDIA DEL SALVADOR CRISTO NACIDO EN BELEN
Hermanos concelebrantes e hijos benditos en el Señor,
“El cielo y la tierra hoy se unieron habiendo nacido Cristo. Hoy ha
descendido Dios a la tierra y el hombre ha ascendido a los cielos!”
Idiómelo de la Litia de las Navidades
La distancia y la polarización entre Dios y el hombre, la cual fue
consecuencia del pecado del hombre, fue anulada a través de la asunción
de la naturaleza humana íntegra por parte del Hijo Unigénito y Verbo
Eterno de Dios. La encarnación del Hijo de Dios de acuerdo a su
“complacencia”, es decir de acuerdo a su primaria y arcana voluntad,
anula toda distancia, une el cielo con la tierra y ensambla a la
creatura con su Creador!
“Hoy es el proemio de la complacencia de Dios y la proclamación de la
salvación de los hombres”, cantaba la Iglesia durante la festividad de
la presentación al templo de la Madre de Dios, la cual, a través de la
dedicación de María la Bienaventurada al templo y su preparación para
llegar a ser espacio para el Dios que no tiene espacio, inauguró la
senda de la Providencia encarnada de Dios y proclamó nuestra salvación.
“Hoy es el fundamento de nuestra fe y la revelación del arcano
misterio, pues el Hijo de Dios se hace Hijo de la Virgen”, cantaba
todavía la Iglesia durante la festividad de la Anunciación, entonces,
cuando se produjo a través del Espíritu Santo la concepción sin semilla
del Inconcebible en las santas entrañas de la Madre de Dios y comenzó a
“coexistir” la naturaleza humana con la divina y Dios se hizo hombre, “
a fin de que nosotros nos deifiquemos”, de acuerdo a la frase de San
Atanasio. La “complacencia”, pues, que fue celebrada durante la fiesta
de la presentación, y la “salvación”, que fue capitalizada y revelada
durante la Anunciación, hoy, en el gran y santo día de la Navidad, se
hace una realidad palpable! Hoy “el Verbo se ha hecho carne y ha
habitado entre nosotros” y los ángeles han festejado el suceso
cantando: “Gloria a Dios en las alturas, en la tierra paz y entre los
hombres buena voluntad”!
Con la encarnación, la humanización del Verbo, la salvación del género
humano ya se ha realizado en potencia. Pues, aquellos que creyendo en
Jesucristo viven una vida de acuerdo con esa fe, de acuerdo a sus
mandamientos y a toda la enseñanza de Jesús, se elevan con esta vida
querida por Dios y se constituyen en amigos y participantes de Dios! Se
hacen “participantes de la divina naturaleza” , dioses por la gracia!
Esto se realiza especialmente dentro de la Iglesia, donde el hombre se
regenera en Cristo y es adoptado por el Padre y a continuación, a
través de los misterios y del ejercicio de la virtud, es plenificado
por la divina gracia y el Espíritu Santo y así crece convirtiéndose en
“hombre perfecto, medida de la estatura de la plenitud de Cristo” ,
hasta que llega a decir con el Apóstol Pablo: “Ya no vivo yo, Cristo
vive en mí” . A aquellos que así se han perfeccionado, Cristo no
solamente los considera simplemente sus amigos o hermanos, sinó que los
reconoce como miembros de su cuerpo. Es por ello que decía desde las
alturas de la cruz a su Santísima Madre sobre el Evangelista Juán:
“Mujer, he aquí a tu hijo”, y a Juan “he aquí a tu Madre”. Las
Navidades, pues, abren ampliamente la puerta de la cristificación y la
teificación del hombre según la Gracia, y por ello exactamente “festeja
la celebración en alegría toda la creación y los cielos conjuntamente
con nosotros se regocijan” durante este día noble y salvador!
Con estos hechos palpables, alegres y esperanzadores, dirigimos, desde
la santificada cátedra del Augusto Patriarcado Ecuménico en el Fanar,
cálidos deseos festivos y afectuosas bendiciones patriarcales en la
ocasión de la “Capital de las fiestas” hacia todos los queridos y
amados hijos de la Santísima Madre Iglesia, a los clérigos de todos los
rangos, monjes y laicos, autoridades y ciudadanos, grandes y pequeños y
especialmente a todos los que sufren y se encuentran en aflicción
necesidad, y tribulación. Quiera el que nació en una cueva y se reclinó
en un pesebre, el eterno Hijo de Dios y para nosotros Hijo del Hombre,
seamos todos nosotros hechos dignos de su amor kenótico y de su santa y
adorada Providencia en la carne.
Fanar, Navidades del 2009
BARTOLOME DE CONSTANTINOPLA
Ferviente suplicante ante el Señor de todos vosotros.
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